La alta inversión en sensores que necesitan las grandes explotaciones está resultando uno de los inconvenientes para la incorporación de la IA a la programación de riegos

El ahorro de agua es sin duda uno de los grandes retos del regadío, desafío al que ya ha respondido con un ingente esfuerzo de modernización. Sin embargo, la amenaza del cambio climático, y la posibilidad de que los ciclos hídricos adversos se repitan con más frecuencia e intensidad, pone a la agricultura ante la necesidad de buscar nuevas soluciones para seguir mejorando la eficiencia hídrica. En este contexto, las tecnologías de recogida y análisis de datos, inteligencia de máquina y análisis geoespacial aparecen como una oportunidad de mejora para el regadío.

En el despliegue de estas tecnologías, la viabilidad económica es un factor fundamental, y para muchas explotaciones, sobre todo de gran tamaño, una alta inversión en sensores resulta un obstáculo limitante. Una de las innovaciones de este proyecto será precisamente el definir y crear, por primera vez, sensores virtuales que permitan interferir datos de unas parcelas a otras para la optimización de la programación de riego en explotaciones de producción ecológica.

Dicho de otra forma, la solución creada por AquaIA, basada además en tecnologías ya existentes, no sólo aportará inteligencia de negocio relacionada con la monitorización in-situ, sino que dicha inteligencia podrá ser extrapolada a otras zonas sin sensorización física.

Para ello AquaIA aprovechará el servicio de la Agencia Espacial Europea (ESA) “Copernicus Land”, proponiendo un enfoque innovador para la integración de datos ópticos de las misiones Sentinel y MODIS combinados con sensores IoT. Estos productos satelitales de alta resolución temporal (5 días) y espacial (10-20 m), junto con las mediciones in situ adquiridas mediante tecnologías inteligentes IoT (smart agro), son transformados mediante Inteligencia Artificial en información en tiempo real para el manejo del uso del agua de riego en los cultivos hortícolas.